Le pegó a un pibe y mandó al hospital a otro que lo quiso defender.

En un desenlace feroz y sorpresivo, el delantero Leandro Díaz ha protagonizado un incidente que parece poner fin a su ciclo en el Club Lanús. Todo comenzó la calurosa mañana en el predio Lionel Andres Messi, en Ezeiza, donde un amistoso frente a Tigre terminó moviendo más emociones que el mercurio del termómetro. Díaz, conocido por su intensidad, reaccionó desmesuradamente en el campo de juego, generando un momento tenso que le costaría caro.

Una patada a un juvenil de Tigre, continuada por un golpe a Alan Barrionuevo, quien salió a defender a su compañero, selló la suerte del “Loco” Díaz en el Granate. Con dirigentes y cuerpo técnico testigos del incidente desde el banco, la situación se tornó insostenible. Este evento violento no solo terminó el partido antes de lo previsto, sino que también precipita el final anticipado del vínculo entre el jugador y el club de Lanús.

El clima, ya caliente por otro episodio reciente, se enrareció aún más. No hace mucho, tras un clásico contra Banfield, Díaz anunciaba que su tiempo en el club había llegado a su fin. Aunque el técnico Mauricio Pellegrino, recién asumido, intentó mantener al delantero dentro de sus filas, este último capítulo parece sellar el destino de Díaz fuera del equipo, asignándole un entrenamiento alejado del primer plantel.

A pesar del respaldo inicial de Pellegrino, quien apostaba por darle continuidad, los eventos en el amistoso no han dejado otra opción que proseguir con el plan de separación. La determinación del futbolista por buscar nuevos aires queda clara, alimentada por decepciones personales y profesionales en Lanús que él mismo ha expresado.

Leandro Díaz parece haber cumplido su promesa de irse del club, aunque no del modo en que habría esperado. En el entramado de estas últimas llevadas de la subibaja carrera en Lanús, queda el eco de un ciclo que para muchos estaba cantado que terminaría, pero para otros, la forma severa en que concluyó podría haber sido diferente.